marzo 30, 2014

Cuarto Domingo de Cuaresma Ciclo - A

Cuarto Domingo de Cuaresma Ciclo - A

Moniciones Ciclo A Cuaresma.
Moniciones para el Cuarto Domingo de Cuaresma

Monicion de entrada

Muy buenos (días – tardes – noches)
Ya hemos pasado la mitad de la cuaresma. ¿Qué frutos hemos sacado de ella? ¡Tenemos tiempo todavía! Como bautizados, podemos ver la luz que viene de Dios, pasando la ceguera que nos nubla, y nos hace ir de tropiezo en tropiezo. Busquemos la luz que da sentido a nuestras vidas y no sigamos caminando como ciegos de nacimiento. La conversión, sólo se logra, si uno reconoce que no ve o que la visión está equivocada. Aprovechemos para meditar las lecturas de hoy que nos invitan a buscar una visión nueva, una luz nueva, que Dios nos ofrece por medio de Jesucristo, el Señor. De pie por favor, para recibir al celebrante de esta Eucaristía.

Primera lectura I Sam 16, 1b.6-7.10-13
(Samuel unge a David como rey)

El relato de la unción de David, como Rey de Israel, nos recuerda que Jesús, siendo Hijo de Dios, también es hijo de David. Pero David, es escogido por Dios mismo. El envía al profeta Samuel para que lo unja con aceite y así sea reconocido por el pueblo; no a su persona como tal, sino al Espíritu de Dios que ha de manifestarse en el rey David. Escuchemos.

Segunda lectura Ef 5, 8-14
(Caminen como hijos de la luz)

En esta segunda lectura, San Pablo nos invita a estar despiertos, para vivir como hijos de la luz, dándonos las herramientas para lograrlo. Meditemos profundamente en la voz de Jesús que nos dice “Yo soy la luz del mundo, el que me sigue tendrá luz y vida”. Escuchemos.

Tercera lectura Jn. 9,1-41
(El ciego de nacimiento)

Para meditar profundamente este Evangelio, debemos observar las reacciones de la gente frente al milagro de sanar a un ciego de nacimiento. ¡Qué prontos somos para juzgar y condenar!: “¿Quién pecó?”. Jesús se manifiesta y se proclama como Hijo de Dios al devolverle la vista a este ciego de nacimiento, y todo, “para la gloria de Dios”. De pie, por favor, para escuchar atentamente el Santo Evangelio.

Oracion Universal

Favor de responder: “Cristo, luz de las naciones, ilumina nuestras vidas”

Por el papa, los obispos, y toda la Iglesia: para que siga fiel a su misión de madre y maestra, orando constantemente, especialmente en esta cuaresma. Roguemos al Señor.

Por todos los pueblos de Hispanoamérica: para que el Señor ilumine la tarea evangelizadora de la Iglesia y fecunde su misión. Roguemos al Señor.

Por los gobernantes de nuestros pueblos y naciones: para que caminen como hijos de la luz, busquen la verdad y el bien común, comprometiéndose en conseguir la justicia. Roguemos al Señor.

Por los jóvenes, esperanza del mundo actual: para que descubran a Jesucristo y siguiéndolo transformen nuestra sociedad. Roguemos al Señor.

Por todos los enfermos de nuestra comunidad, por los minusválidos, los que carecen del pan de cada día, las mujeres y los niños maltratados: para que podamos ver en ellos la imagen de Cristo. Roguemos al Señor.

Por un aumento en las vocaciones en la Vida Religiosa y Sacerdotal, en toda la Iglesia en particular, para nuestra congregación redentorista. Roguemos al Señor.

Por nosotros aquí presente, celebrando el banquete de la Palabra y la Eucaristía: para que sepamos descubrir que Jesús está con nosotros y nos llama a vivir su amor en plenitud en este año de la Eucaristía. Roguemos al Señor.

Exhortación Final
(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 65)

Hoy te bendecimos, Padre, por la luz de nuestro bautismo,
esa luz de la fe en Cristo que iluminó toda nuestra vida.
No permitas que volvamos a ser ciegos que creen ver,
pero no distinguen los colores de tu presencia en el mundo.

Quita, Señor, las escamas de nuestros ojos en tinieblas.
Ayúdanos a dar el paso definitivo de la incredulidad a la fe,
de nuestra ceguera congénita a la iluminación de Cristo,
de nuestro egoísmo tenebroso a la luz esplendorosa del amor.

Queremos caminar como hijos de la luz, estrenar ojos nuevos,
ver a los demás como hijos tuyos y hermanos nuestros,
y aparecer ante ellos rebosando bondad, justicia y verdad.

Amén.
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Autor: P. Domingo Vásquez Morales | Fuente: Catholic.net

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