abril 18, 2014

Adoración de la Santa Cruz

ADORACIÓN DE LA CRUZ

Como la liturgia de ramos, la adoración de la santa cruz tiene su origen en Jerusalén donde se realizaba ya en el siglo IV en el Gólgota mismo El orden de la celebración corresponde a un estado antiquísimo de la celebración de la celebración eucarística romana en que no había Kirie ni Gloria. Descripciones de ella las podemos encontrar en los escritos de San Ambrosio, San Paulino de Nola y San Cirilo de Jerusalén.

Sin embargo, la postración en tierra del celebrante es quizá el más elocuente de los ritos hoy día, ya que el silencio reinante nos recuerda precisamente el momento de la muerte de nuestro salvador, que no dudó en entregarse por nuestra salvación. El rito de la postración es del siglo IV, en donde el Obispo y Diáconos a una con el Pueblo adoraban ya la reliquia del Santo Leño y el Rótulo de la Cruz. Para el siglo VIII ya se realizaba con toda solemnidad aún en aquellas Iglesias que no poseían reliquia alguna, paulatinamente se fue estructurando la celebración tal y como la conocemos hoy día.

Omitida toda ceremonia, sigue la oración colecta y las lecturas. Antiguamente eran Oseas 6, 1-6 y Éxodo 12, 1-11 juntamente con la Pasión según San Juan; de estas, únicamente perdura la Pasión en el ritual actual. Destacaba por su valor profético el fragmento del Éxodo, ya que en el se hablaba claramente del sacrificio del cordero el día 14 de Nisán, prefigurando la muerte de Cristo. Recordemos que esa fecha es precisamente día de la muerte de Cristo (que aquel año fue viernes); el porqué la Iglesia celebra el viernes el fallecimiento y no el 14 es solo cuestión práctica, ya que la resurrección fue en domingo. Actualmente las lecturas están conformadas por Isaías 52, 13-53,12; Hebreos 4, 14-16; 5, 7-9 y San Juan.

Hacia el siglo XII se contempla el rito de la "desvelación" o descubrimiento de la cruz con su correspondiente invitatorio "Ecce Lignum Crucis" (Mirad el Arbol de la Cruz). Una relación del siglo XIII nos describe cómo al levantar en alto la cruz, el pueblo y celebrantes caían "lacrymabili corde".

La Oración Universal tiene su origen tomando como referencia a la primera carta a Timoteo (2, 1 y ss), en donde Pablo recomienda hacer "plegarias, oraciones, súplicas y acciones de gracias" por "todos los hombres, los reyes" y "los constituidos en autoridad". Las Constituciones Apostólicas del siglo IV establecen de manera primitiva el orden de estas oraciones.

Junto con esta celebración tiene actualmente la Colecta a favor de los Santos Lugares, en ella todos los cristianos colaboramos en su mantenimiento y cuidado. Recordemos en esta colecta a todos aquellos hombres y mujeres que a lo largo de dos mil años han ofrendado su vida por ellos, sin olvidar también hacer un acto de contrición a una con el Santo Padre, por todos los pecados que la Iglesia ha cometido tomando como excusa los Santos Lugares (v.g. las cruzadas).

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